Vivimos cultivando nuestras habilidades “blandas” para el “management” (gestión empresarial), porque hoy en día tenemos claridad que una mirada sólo tecnicista de la organización nos conduce cuesta abajo, se ha revalorizado la persona como eje de la co-creación de la empresa y las áreas de Recursos Humanos se han transformado en gestión de talento o de personas, aumentando su peso relativo interno. Vemos muchas compañías que entran ávidamente a esta moda, sin detenerse a evaluar si las condiciones están dadas para que el cambio de visión aporte el valor que se espera.

Las variables blandas sólo darán frutos si las condiciones ambientales básicas están dadas. Desde nuestra perspectiva las dos condiciones básicas son un liderazgo alineado y consecuente con el cambio que se propone la empresa y tener una mirada sistémica de la organización, es decir predicar con el ejemplo y entender que lo que sucede en un área o proceso, siempre afecta de una u otra manera al resto de la empresa y por lo tanto hay que preparar la organización para aprovechar la sinergia que ello puede producir y evitar caer en la búsqueda de culpables porque las cosas no funcionan.

Tenemos que aprovechar la relación virtuosa que se puede producir al combinar las competencias blandas con las técnicas de cada organización, evitar el síndrome del péndulo que nos lleve a desechar las competencias técnicas y tomarnos de las blandas como nuestra tabla de salvación. De otro modo la mirada sistémica e integral del recurso humano como de sus actividades para una gestión de empresarial de valor.